domingo, 6 de marzo de 2011

3º Puesto. Uruguay Vs Alemania.

La Celeste honró su historia. Con garra y buen fútbol, le jugó de igual a igual a Alemania y ratificó que fue el mejor sudamericano del Mundial. 
Es ese grito.Ese "Uruguay, nomás" que se escucha en las tribunas cuando Alemania empieza a claudicar, cuando parece ponerse rodillas ante ese equipo que llegó botija y que se va gigante, cuando siente la derrota en su cuerpo con ese 2-1 de esta intratable versión de Forlán. Lo tuvo, claro que lo tuvo. Uruguay manoteó ahí, en ese instante, el premio que fue a buscar. Era en ese momento la medalla y no el diploma.
Aunque, al fin de cuentas, quién le va a quitar la condecoración, el aplauso, el reconocimiento de su gente, esas calles de Montevideo que marcarán un antes y un después.
Es esa bandera, la que está detrás del arco, la que dice "la Celeste nunca muere". Es ese lema el que levantó este Uruguay conmovedor, digno, heroico en los penales contra Ghana pero también en este mano a mano con las potencias. Es esa leyenda la que también está en los pies del delantero emblema en ese último tiro libre que rebota en el travesaño, que deja de pie al equipo de Tabárez, que honra su espíritu, su lucha. Porque es este Uruguay el que terminó el Mundial acorralando al finalista Holanda en la semi y también a esta Alemania renovada, estética, que ya promete candidatura para el 2014. Aun en la derrota, Uruguay fue el que terminó mejor parado.
Es, también, ese dicho popular que ahora toma más valor. "Vamo’ arriba la Celeste". Sí, Uruguay está arriba de todos en Sudamérica. De Argentina, de Brasil, de Paraguay, incluso de sí mismo. Que se le abrió la llave en octavos es sólo una parte de la historia. Su grupo tenía a la selección local (que hasta esta excepción siempre se clasificó), a una Francia subcampeona y a un impredecible México. Y lo ganó. Y se embaló.
Y se entusiasmó. Y creció Suárez, acaso con Forlán la mejor dupla de ataque del Mundial (cinco del candidato al Balón de Oro y tres del de Ajax, ocho de los 11 goles uruguayos). Y creció Pérez. Y se acopló Arévalo.
Y fue un acierto del Maestro la inclusión de Cavani para hacerle la tercera a su fórmula ofensiva.
Es, en definitiva, esa ovación que baja de las tribunas, ese "Uruguay, Uruguay", que se grita con orgullo, a corazón abierto.
10 de julio Bahia Nelson Mandela/Puerto Elizabeth
Esta selección del Maestro fue más de lo que todos creían, es cierto. Pero fue, también, más que los prejuicios. Aquello de que la Celeste es garra, despliegue, coraje y una defensa valiente, no es sólo lo que este Mundial mostró. Por lo pronto, el último punto ayer no le funcionó (sobre todo el arquero, responsable en dos de los tres goles). Lo que sostuvo a este equipo fue ese doble cinco ordenado y equilibrado, esa presión bien entendida y sostenida sobre la pelota, ese despliegue incesante y, por supuesto, la diferencia de su ataque. Es decir, hubo un conjunto, hubo una idea, hubo una sensación clara: Uruguay se merecía el podio.

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